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miércoles, 26 de octubre de 2011

ERNESTO TALAVERA ESCANDÓN / 1892 - 1971

            «El maestro Talavera, era llamado aquí en Chihuahua El mago del violín, por el virtuosismo con el que tocaba este instrumento.»[1]



Ernesto Talavera Escandón
Archivo: Raúl Balderrama Montes

Considerado en forma objetiva como un gran violinista, Ernesto Talavera Escandón nació el 9 de abril de 1892, siendo sus padres Prisciliano Talavera y Margarita Escandón. Realizó su educación primaria en el colegio de la Divina Providencia, institución privada, fundada y dirigida por el profesor Albino Mireles. El avance de su formación académica se llevó a cabo en el State Collage, donde cursó la carrera de ingeniero agrónomo, centro educativo donde también estudió su hermano Reynaldo. Son los maestros del departamento de música quienes, afortunadamente, descubren su enorme potencial para la música, especialmente para la ejecución del violín. Estas facultades lo llevaron a estudiar en el Conservatorio Nacional de México, contándose entre sus maestros los famosos y talentosos violinistas Julián Carrillo y José Rocabruna. Su empeño por aprender y dominar el arte musical, aunado a su talento, son reconocidos al obtener un premio en la clase de violín y una mención honorífica en la clase de solfeo. Es en esta etapa de su carrera donde sus maestros, en especial Julián Carrillo, aconsejan y lo alientan a continuar sus estudios en Europa. La muerte de su padre es un fuerte motivo para su regreso a Chihuahua, donde sólo permaneció el tiempo necesario, ya que la beca que le otorga el Conservatorio Nacional para estudiar en Alemania no podía ser desaprovechada y así continuar con la disciplina directamente encaminada al perfeccionamiento  en la ejecución del violín. Parte hacia Nueva York, para ahí trasladarse a Alemania e incorporarse al Conservatorio de Berlín para el seguimiento de su educación musical. Sorpresivamente el estallido de la primera guerra mundial, en 1914, impidió la realización de su viaje, ante lo cual Ernesto Talavera tomó la decisión de quedarse en Nueva York y proseguir con su carrera musical, cuyo aprendizaje se vio fortalecido ya que su estancia en la importante ciudad estadounidense le permitió acceder a eventos musicales con los más grandes artistas de la época, siendo la Urbe de Hierro donde ofreció su primer recital en el Town Hall, justa recompensa a su talento y férrea disciplina artística. Talavera Escandón decidió regresar a su tierra natal. Una vez instalado y ubicado en Chihuahua capital, reanudó su carrera, a lo largo de la cual perteneció a varias agrupaciones musicales, siempre ocupando el sitio de primer violín, y en las orquestas el sitio destinado al violín concertista.

Desde los años veinte hasta los cuarenta, formó parte de otras agrupaciones, mismas que fueron de gran aceptación por parte del público chihuahuense. Entre éstas podemos citar: Quinteto Sala Wagner formado por los músicos chihuahuenses: los hermanos Federico y José María Ramos y los hermanos Ignacio y José Perches Porras. Trío Beethoven integrado por Margarita Leiecheipia Gil, piano, Álvaro Rivera, cello y Ernesto, violín. El Cuarteto Talavera, siendo sus integrantes: Raúl Villalobos, violín segundo, Narciso Gómez, viola, Álvaro Rivera, cello y Ernesto, violín primero. En febrero de 1931 reorganizó y dio forma al Cuarteto Talavera con el único objetivo de tocar música clásica. Lo llamó Cuarteto Clásico de Cuerdas, poco después cambió a dos integrantes, incorporando a José Portillo, en el violín segundo, Narciso Gámez, en la viola, Lauro Chacón, en el cello y Ernesto Talavera, ejecutando el violín primero. 

Otro de los grupos formados por el maestro merece una atención especial, se trata del Quinteto Talavera-Maguregui, mismo que reunió a destacados músicos chihuahuenses. Este grupo fue integrado por Antonio Maguregui en el piano, Ernesto Talavera como primer violín, Francisco Moure en el violín segundo, Antonio Maguregui en la viola, Severiano López en el contrabajo y en el cello Lauro Chacón.

Quinteto Talavera / Maguregui
Archivo: Raúl Balderrama Montes
En 1931 formó junto con Antonio Maguregui una orquesta a la cual pusieron por nombre Orquesta Talavera-Maguregui. En este mismo año fue director de la Orquesta Clásica del Circuito Juvenil Chihuahuense, la cual tuvo su participación por algunos años en esta ciudad. El 22 de junio de ese mismo año, cuando se reagrupó la Orquesta Sinfónica de Chihuahua, Ernesto Talavera formó parte de esta orquesta como violín concertista.

En el año de 1941 se integraron a la Orquesta Sinfónica de Chihuahua los hermanos Carlos y Salvador Pérez Márquez como primer violín y como violín concertista.

Cartel de la segunda temporada de 1942. Orquesta Sinfónica de Chihuahua
de los hermanos Carlos y Salvador Pérez Márquez. Ernesto Talavera Escandón, solista. 
Archivo: Raúl Balderrama Montes

En 1948, crea el Cuarteto de cámara Chihuahua, en compañía de Agustín Urquidi, violín segundo, Narciso Gámez, en la viola, Hilario Duarte en el cello, y Talavera en el violín primero.

Cuarteto de Cámara Chihuahua. 1948
Archivo: Raúl Balderrama Montes

Año de gran importancia es 1954, pues se funda lo que hoy es la Universidad Autónoma de Chihuahua. El maestro Talavera no puede ser ignorado en este suceso cultural de Chihuahua y crea la primera orquesta de cámara de la naciente universidad. Consecuentemente, en 1956, año de la conformación de la actual Facultad de Artes, el maestro Talavera fue nombrado director  de la entonces Escuela de Música. La calidad musical de Ernesto Talavera tuvo una importante difusión, dando pie para que fuera invitado de diferentes partes de nuestro país, así como de gran parte del sur de los Estados Unidos. Estas invitaciones eran fundamentalmente para solicitar conciertos del maestro como solista, siendo uno de los primeros el que ofreció en el Liberty Hall de la ciudad de El Paso. Alternó en no pocas ocasiones con otros grandes violinistas, como lo eran Lauro D. Uranga, con quien participó en conciertos llevados a cabo en Chihuahua, Durango y Torreón, Coahuila, y con el maestro Higinio Rubalcaba en El Paso, Texas.


Orquesta de Cámara de la Universidad Autónoma de Chihuahua. 1954
Director: Ernesto Talavera Escandón. (al centro)
Archivo: Raúl Balderrama Montes

El desaparecido Teatro de os Héroes enmarcó muchas de sus actuaciones como solista. En ese recinto dirigió a los niños cantores de Morelia y ejecutó la parte orquestal de la compañía de zarzuela y opereta de don Plácido Domingo y Pepita Embil.

Ernesto Talavera Escandón.
Cartel: Cartel de la segunda temporada de 1942.
 
Orquesta Sinfónica de Chihuahua


Su talento en la ejecución del violín y su indeclinable gusto por interpretar a los clásicos fueron los factores que conformaron la esencia musical del maestro Talavera. Sin embargo, al estar rodeado por compositores chihuahuenses, como los hermanos José e Ignacio Perches Enríquez, Arturo Tolentino, Lauro D. Uranga, Guillermo Ramos, Francisco Moure y Jesús Martínez G., influye de manera definitiva para que el maestro incursione en el terreno de la composición musical, campo en el cual no es muy prolífico.

Entre sus obras están: Jarana chihuahuense, inspirada en los ritmos de ciertos bailes yucatecos y dedicada a su tierra natal. Desafortunadamente no se cuentan con materiales como partituras o grabación de esta pieza, sólo algunos músicos como Fernando Sáenz Colomo, Moisés Ordaz y su hija Aurelia Talavera recuerdan pequeños trozos de esta pieza, que al parecer contaba con elementos que suponían belleza en la melodía.

Otra de sus composiciones fue Habanera. «Esta pieza tiene un corte español, desafortunadamente el maestro Talavera decía que sus composiciones las hacía para él, es por eso que no se preocupaba por escribirlas, es una lástima que no estén en partitura.»[2] Ello nos hace reflexionar y suponer que dada la trayectoria del maestro, de alguna manera él reconocía limitantes en el terreno de la composición, lo cual supone una honestidad y ubicación que resalta, aparte de su talento como virtuoso del violín, su sólida calidad humana.

El vals Chiquita es la única composición de Ernesto Talavera que se encuentra en partitura. De este vals dedicado a su hija Aurelia al cumplir cuatro años, existe un arreglo para orquesta del desaparecido músico chihuahuense Carlos Pérez Márquez, además de su composición original que es para piano y violín.[3]

El vals Idilio fue ejecutado en varias ocasiones por agrupaciones locales. Los testigos de la época lo tienen muy presente ya que esta pieza musical se tocó el 19 de junio de 1926 en un homenaje a Amado Nervo.

Como maestro impartió clases (específicamente de violín), en la academia de música de la Casa Mexicana de Música en 1928 y 1929.

Fue catedrático de su área en el Instituto Científico y Literario, después en el Conservatorio de Música de Chihuahua, del cual fue uno de los maestros hasta 1954 y por último en el que entonces Departamento de Bellas Artes, donde impartió cátedra hasta el día de su muerte.

Ernesto Talavera Escandón en la XEBW
Archivo: Raúl Balderrama Montes

En 1956 la Universidad de Nuevo México se dio a la tarea de organizar un gran homenaje de reconocimiento, siendo el primer ex alumno mexicano al que se premiara con medalla de oro y diploma, por sus grandes méritos en el campo de la música.

Por idénticos motivos y debido a su labor educativa en pro de la juventud chihuahuense, en 1970 la Universidad Autónoma de Chihuahua le ofreció un muy justo homenaje, mismo año en que los ayuntamientos de Chihuahua y ciudad Delicias, así como el Ateneo de Ciudad Juárez, organizaron homenajes de distinción por fecunda y trascendente labor musical.

En vida, con gran sentido de la oportunidad, el maestro recibió otros homenajes y reconocimientos de varias instituciones como Casino de Chihuahua, Club de Leones, Colegio Palmore, Sindicato de Filarmónicos y algunas escuelas de educación superior.

En el año de 1973, a dos años de su muerte, el Ayuntamiento de Chihuahua, presidido por el licenciado José Luis Caballero, bautizó a la calle 22 con el nombre de Ernesto Talavera Escandón, como símbolo de permanencia del gran violinista chihuahuense.

            «…Las últimas notas musicales se quedaron flotando brevemente para pronto diluirse en medio de una explosión de cálidos aplausos. Era una noche de abril en 1960, un concierto en el que Ernesto Talavera había brillado con luz propia en el manejo del violín, sorprendiendo a un público conocedor y amante de la música. Sus compañeros de la orquesta se pusieron de pie y sumaron el suyo, al aplauso que ofrecía el público congregado en el amplio Teatro de los Héroes.»[4]

Ernesto Talavera Escandón,
en sus últimos años
Archivo: Raúl Balderrama Montes

Ernesto Talavera murió el 14 de julio de 1971 recibiendo un homenaje de cuerpo presente en el Paraninfo, donde fue visitado por maestros, alumnos y el pueblo chihuahuense que lo conoció y estimó en vida. El entonces coordinador del Departamento de Bellas Artes, Alberto Carlos, dijo las últimas palabras al músico chihuahuense: «El violín que ha callado para siempre», mientras el coro de la universidad, interpretando a Mozart, le dio el adió final.



[1] Entrevista con Moisés Ordaz, violinista y director de la Orquesta de la U.A.Ch. 1995

[2] Entrevista con Moisés Ordaz, 1995.

[3] Este vals fue grabado dentro de la serie Música de Chihuahua, volumen I, composiciones para piano, por el maestro Fernando Sáenz Colomo.

[4] Márquez Terrazas, Zacarías. Obra citada. P. 116


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Escuela No. 1 para Niños

Escuela No. 1 para Niños
Escuela de la ciudad de Chihuahua, donde Guillermo Ramos Sánchez impartia clases de Música entre los años de 1896 y 1904

Escuela 140 para niñas Benito Juárez

Escuela 140 para niñas Benito Juárez
Escuela donde impartió clases de música Guillermo Ramos Sánchez. Ubicada en la Calle Juárez, Quinta y Doblado No. 321. Fue fundada el 17 de septiembre de 1893 por iniciativa del coronel Miguel Ahumada. Esta escuela llevaba el nombre del Benemérito de las Américas por estar en el mismo solar donde se estableció Benito Juárez cuando estuvo en Chihuahua; actualmente el espacio es ocupado por el museo Casa Juárez.

La Tarahumarita

La Tarahumarita
Canción Mexicana 24 de octubre de 1925

La Tarahumarita

La Tarahumarita
Segunda parte

La Tarahumarita

La Tarahumarita
Tercera parte

La Tarahumarita

La Tarahumarita
Cuarta parte

La Tarahumarita

La Tarahumarita
Canción Mexicana
24 de Octubre de 1925

Guillermo Ramos Sánchez

Pieza que denota la influencia del Nacionalismo que se vivía en México después de 1920, donde Guillermo compone esta canción muy mexicana, el 24 de Octubre de 1925, a la edad de 46 años. Está inspirada en el grupo Indígena del Estado de Chihuahua, Rarámuri, mejor conocidos como - Tarahumaras -. La Tarahumarita, está en la tonalidad de sol mayor (G), en compás de ¾, instrumentada para canto y piano.

Tarahumarita soy,
muy pobrecita,
que siempre triste voy,
con mi dolor.


LA CIUDAD DE CHIHUAHUA EN 1900

Al inicios del siglo XX Chihuahua era dirigido por el general Miguel Ahumada como gobernador y un grupo político porfirista comandado por Luis Terrazas, quienes hicieron posible que esta ciudad presentara importantes avances en su economía, su sociedad y en la educación. En este último ramo, Miguel Márquez fungía como Inspector General de Educación Pública, dirigiendo 126 escuelas primarias en el estado. La ciudad de Chihuahua contaba con 16 calles, ocho callejones y tres calles en cruz; existían 7,640 casas habitación de un solo piso, 120 de dos pisos, tres de tres pisos y 219 chozas y jacales, dando un total de 7,982 casas habitación. También se contaba con ocho hoteles, tres posadas, 16 mesones y diez casas-huésped que proporcionaban sus servicios a los visitantes que llegaban a esta ciudad. Estas moradas, así como las casas habitación, albergaban una población de 30,405 habitantes en la ciudad de Chihuahua y un total de 47,914 en todo lo que comprendía el municipio de Chihuahua, 24,346 hombres y 23,568 mujeres.(1) Para la atención de enfermos, la ciudad contaba con tres hospitales.



Entre todos estos habitantes se encontraban los artistas chihuahuenses de esa época: un dibujante, un escritor, tres escultores, cinco fotógrafos, un grabador y 101 filarmónicos (músicos), lógicamente los de carrera. No existían ni cantantes ni actores locales de profesión en este inicio del siglo XX. La ciudad contaba con dos teatros: el Teatro Betancourt, el segundo de la ciudad, inaugurado en el año de 1875, debió su nombre a su constructor, el señor Miguel Betancourt, quien construyó varios edificios en esta ciudad. Este teatro se encontraba ubicado en el mismo lugar que hoy ocupa el Teatro de la Ciudad en la calle Manuel Ojinaga; contaba con cuatro localidades: luneta, plateas, palcos y galería, con capacidad para 600 personas. El principal teatro era sin duda el Teatro de los Héroes. Su construcción inició el 16 de septiembre de 1898 por iniciativa del gobernador del estado, general Ahumada, y el ingeniero George King, quien estuvo a cargo de la obra civil. La inauguración se llevó a efecto el 8 de septiembre de 1901 por la compañía italiana de ópera de Mario Lombardi, que presento las óperas Aída, Manon, Tosca, Fausto y Rigoleto; esta temporada inaugural concluyó el 16 de septiembre de ese mismo año.



Los límites de la ciudad eran: por el lado oriente con la vía del Ferrocarril Nacional, que llegaba del sur hasta el barrio del Santo Niño; al norte lo delimitaba el río Chuvíscar; al sur, la avenida 20 de Noviembre; y hacia el oeste llegaba hasta la Alameda Cuauhtémoc. Sus principales calles eran la avenida Benito Juárez, la Melchor Ocampo, la Vicente Guerrero, la Independencia, la Libertad y el Paseo Bolívar. La ciudad contaba con las plazas Merino, de la Constitución, Hidalgo, jardín Zaragoza, la plazuela de Arteaga y el parque Lerdo de Tejada, entre cuya vegetación destacaban los álamos, sauces y fresnos, mismos que ocupaban las orillas del río Chuvíscar, la Avenida Cuauhtémoc y la actual Avenida Zarco.



En este inicio de siglo ya se contaba con la glorieta de las avenidas Juárez y Colón, donde está el monumento a Benito Juárez. Por la calle Cristóbal Colón se ubicaba el Hospital Porfirio Díaz, inaugurado en el año de 1897. Dentro de esta misma zona se encontraban los talleres de Ferrocarriles, la planta eléctrica, la Compañía Harinera, la Compañía Fundidora de Hierro, la Industrial Mexicana, la Fábrica de Cerveza, la de ropa y la de galletas.



Chihuahua capital tenía el servicio de luz eléctrica en la mayoría de los sectores que la comprendían, y todas las casas contaban con el servicio de agua potable y drenaje. Para proveer de agua a la población se disponía del acueducto colonial que mandaron construir los españoles en 1754, con un costo de $112,132.06. El transporte en esta época era el tranvía eléctrico, que costaba solo $0.08 centavos en el centro y $0.25 centavos si el pasajero quería transportarse a la hoy colonia Nombre de Dios; y los coches de alquiler, con un costo de $0.25 centavos por viaje y $1.50 por la renta de una hora.



En cuestión de comercio, era común ver en cada esquina, sobre todo en las banquetas, el mercado público. La compraventa de telas y demás objetos de vestuario, mercancía, ferretería y mobiliario, estaba a cargo de extranjeros, principalmente árabes, franceses y alemanes. Los bancos estaban a cargo de chihuahuenses, destacando el Minero, el Refaccionario, el Banco Nacional y el Sonora. Una familia humilde se gastaba $2.00 diarios en la compra de carne, leche, pan, verduras y combustible, es decir que necesitaba $60.00 al mes para vivir más o menos, y $200.00 para vivir desahogadamente.



Así era, en términos generales, el Chihuahua de 1900, donde las familias acudían a misa los domingos, por las tardes escuchaban música en el parque Lerdo y por la noche asistían a escuchar las ya tradicionales serenatas de las bandas municipales.



____________________________________



(1) Censo verificado el 28 de octubre de 1900 por la Dirección General de



Estadística y publicado en el libro Chihuahua económico, de Moisés T.



De la Peña, p. 147.



LA EDUCACIÓN MUSICAL EN CHIHUAHUA DE 1868 a 1930

Después de que México obtuvo su independencia, en la ciudad de Chihuahua se proclamó la educación como el medio por excelencia que serviría para alcanzar una nación cuyos habitantes tuvieran los mismos valores, así como los mismos conocimientos. Sobre estas bases se decretó en 1827 la educación superior, y en 1828 se fundó el Instituto Literario, que en el año de 1881 adquirió el nombre de Instituto Científico y Literario. Esta institución, durante el resto del siglo XIX y la mitad del XX, fue la más importante en la educación de los habitantes de esta ciudad.

En lo que respecta a la educación musical, fueron tres las fuentes principales de enseñanza durante el siglo XIX: la primera fueron las Escuelas Oficiales que el gobierno del estado junto con el municipio establecieron desde 1841, año en que se registró la primer Escuela de Música de la ciudad.

Otra de las formas para aprender música en esta época era la impartida por algunos músicos que de manera particular ofrecían clases en sus domicilios, donde enseñaban solfeo y armonía, así como los instrumentos principales utilizados en esa época, como los de aliento que conformaban las bandas militares y municipales. La mandolina, el violín, el cello y el piano fueron cuatro de los principales instrumentos que se enseñaba en las clases particulares.

Finalmente, la educación musical más significativa en Chihuahua fue la que se transmitió generacionalmente de padres a hijos, que despertaba y desarrollaba en el alumno sus aptitudes en la música desde temprana edad.

Entre las principales escuelas de música que existieron en la ciudad de Chihuahua de 1868 a 1930 se encuentran: La Escoleta de Música de Chihuahua, fundada en 1868 por órdenes del gobernador don Luis Terrazas, siendo su primer director el profesor José María Mena, con un sueldo de $60.00 pesos mensuales, que le cubría el municipio. En esta escoleta se impartieron clases de música vocal e instrumental, principalmente de banda militar. Desapareció en 1879.

La Escuela de Música para Jóvenes, fundada en 1882 por los profesores Isabel Larrea y José Perches y Porras. Su plan de estudios era de música vocal, música instrumental, teórica y práctica, solfeo, armonía, contrapunto y canon y fuga. Esta escuela también era conocida como la Capilla de Música del Municipio, y perduró hasta 1892.

La Escuela de Artes y Oficios, inaugurada el 16 de septiembre de 1897 por el gobernador Miguel Ahumada, donde se impartieron las cátedras de instrumentos de banda tipo militar y solfeo.

Aun cuando el Instituto Científico y Literario fue la máxima casa de estudios durante el siglo XIX, no se incluyó durante ese siglo ninguna clase de música en el plan de estudio; no fue sino hasta mediados de la década de 1910, cuando José Perches y Porras impartió las cátedras de conjuntos corales y piano. Para 1914 la escuela “anexa” incluyó la clase de conjuntos corales, y para 1919 se agregó la cátedra de música. Tuvieron que pasar otros siete años hasta que, en 1926, el Instituto Científico y Literario agregó en su plan de estudios la cátedra de conjuntos corales, y se creó el Orfeón del instituto, bajo la batuta de Guillermo Ramos Sánchez.

Dentro del plan de estudios de las escuelas primarias Elementales y Superior, específicamente de 1896 a 1900, se impartían las clases de canto, cantos corales y música. En el primer y segundo año de estudios la cátedra de canto tenía como objetivo “el aprendizaje de los cantos adecuados y aprendidos exclusivamente por la audición,” teniendo presente la expresión común de la voz de los niños. En el tercer y cuarto año la clase de canto tenía como objetivo “el aprendizaje de cantos a una y dos voces aprendidas por la audición.” Además de estas materias, los alumnos de la primaria elemental estudiaban moral práctica, lengua nacional, enseñanza intuitiva, aritmética, dibujo, gimnasia, geometría, geografía, historia patria, caligrafía, zoología y botánica, fisiología e higiene, física, química y mineralogía, agricultura, aritmética, nociones prácticas de geometría e historia. En la primaria Superior las clases de

canto se estudiaban dentro de la clase de música, la cual cumplía con el objetivo del aprendizaje de la práctica coral al unísono, coros en combinación de diversas voces y el conocimiento de la clave de sol. El plan de estudios en primaria Superior era el siguiente: moral, instrucción cívica, lengua nacional, francés, aritmética, nociones de ciencias físicas, geometría, geografía, historia general, economía política, dibujo, caligrafía, música, ejercicios higiénicos, ejercicios militares, inglés, nociones de contabilidad, botánica, fisiología, higiene e historia de México.

Dentro de las escuelas suplementarias, la clase de música era específicamente de conjuntos corales, cuyo objetivo principal era: “Explicación del texto de las canciones, específicamente de himnos cortos dedicados a la naturaleza y la vida alegre de los niños. Ejercicios al oído, ejecución de las canciones en reposo y al compás de las marchas. Manifestación de la duración de las notas, aplicada en juegos con cubos: los enteros equivalían a las redondas, el medio a las blancas, los cuartos a las negras y los octavos a las corcheas.” La duración de las clases en estas escuelas primarias de canto, música y cantos corales eran según el grado escolar: los de primer año llevaban 20 minutos de clase, los de segundo 25, los de tercero 30, los de cuarto 35; y en primaria Superior la clase era de 45 minutos.

Con relación a los profesores que ofrecieron sus servicios de manera particular en sus domicilios, encontramos a: Rafael Sánchez, con clases de violín, violoncello y mandolina en la calle Ojinaga n. 306; Eduardo J. Sierra en la calle Libertad n. 1007; José Perches y Porras, con clases de piano; Félix Peredo, con clases de solfeo, cantos corales (orfeón), instrumental de arco, armonía, composición e instrumentación; el profesor Ole Olsen, violinista, ofrecía sus servicios profesionales en la calle Juárez n. 514. Adela Bueno de Campillo ofreció sus servicios como profesora de música en la calle Ojinaga n. 711, y el señor Julio Ávila impartía clases de oboe en el Teatro Betancourt, ambos en 1903. Carlos Murguía, pianista y profesor de composición, llegó de México y estableció una academia en esta ciudad; José Guadalupe Rico, d. Ramón Baquero y Mauricio Jara ofrecieron sus servicios de clases de música; Pablo Ortiz fue maestro de piano a domicilio en 1909.

Aurelio Hinojos se desempeñó como profesor de piano; María Rivas fue profesora de música instrumental; en 1904 Guillermo Moye con clases de cítara en la calle Aldama n. 523; Carlos C. Ramírez impartió clases de solfeo, piano,

violín y mandolina en la calle Mina n. 414, en el año de 1909.

Todos estos maestros fueron los encargados de preparar músicos de calidad en la ciudad de Chihuahua durante las últimas dos décadas del siglo XIX y las primeras tres del XX. Esta misma función la cumplieron las escuelas del municipio y las independientes, que principalmente enseñaron solfeo e instrumentos de aliento, por ser la época de las bandas militares, aunque también se ofrecían clases de piano, mandolina y cítara, violín, cello, armonía, contrapunto y canon y fuga, pero de cualquier manera predominaba la enseñanza de solfeo e instrumentos de aliento. En las escuelas primarias las principales materias fueron canto y conjuntos corales, base sólida en la educación musical de los niños.

GUILLERMO RAMOS SÁNCHEZ. Músico Chihuahuense

GUILLERMO RAMOS SÁNCHEZ. Músico Chihuahuense
PORTADA DEL LIBRO / PRIMERA EDICIÓN EN 2003, POR LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE CHIHUAHUA (UACH) Y EL SINDICATO DEL PERSONAL ACADÉMICO (SPAUACH). ISBN 968-6331-94-8. Este texto presenta la vida y obra de Guillermo Ramos Sánchez, un de los músicos más sobresaliente en la ciudad de Chihuahua durante la última década del siglo XIX y los primeros treinta años del XX. La obra describe de una manera cronológica la trayectoria de este hombre que dedicó su vida a la actividad musical en esta ciudad en sus diferentes facetas, sus estudios básicos y musicales, su trayectoria como catedrático de música, su experiencia como empresario, sus grupos musicales y lo que mas presencia le dio en esta tierra: la composición. El libro cuenta con fotografías y composiciones escritas por Guillermo Ramos en compañía de poetas y escritores chihuahuenses de su época, documentos que se lograron rescatar de los diferentes archivos revisados durante la investigación.El lector podrá encontrar letras, guiones literarios, descripciones de su obra y partituras de este destacado autor, que logró escribir desde música popular e infantil hasta zarzuela y ópera.

LAS ESTACIONES ANIMADAS. De Guillermo Ramos Sánchez

LAS ESTACIONES ANIMADAS. De Guillermo Ramos Sánchez
Cuadro el otoño. Presentado en el Teatro de los Héroes, con motivo de la visita del presidente de la República mexicana d. Porfirio Díaz en 1909. Tomada del älbum de enseñanza primara del estado de Chihuahua

LAS ESTACIONES ANIMADAS. CUADRO "EL OTOÑO" 1908

LAS ESTACIONES ANIMADAS. CUADRO "EL OTOÑO" 1908
ZARZUELA INFANTIL, ESCRITA POR GUILLERMO RAMOS SÁNCHEZ EN 1908. Esta obra fue presentada en el antiguo Teatro de los Héroes, con motivo de la visita del presidente de la República mexicana Don. PORFIRIO DÍAZ en 1909. Tomada del Álbum de enseñanza primaria del estado de Chihuahua.

DIRECTIVOS DEL PERIODICO "EL UNIVERSAL"

DIRECTIVOS DEL PERIODICO "EL UNIVERSAL"
GUILLERMO RAMOS SÁNCHEZ -de pie, primero de izquierda a derecha- con los directivos del periódico EL UNIVERSO, editado del domingo 5 de octubre de 1902 al domingo 5 de febrero de 1911. GUILLERMO RAMOS fue administrador de este importante periódico.

JUEGOS INFANTILES EN CHIHUAHUA

JUEGOS INFANTILES EN CHIHUAHUA
PORTADA DEL LIBRO / PRIMERA EDICIÓN EN 2004 en compañía de la Lic. en Artes escenicas María Sánchez Portillo. POR EL INSTITUTO CHIHUAHUENSE DE LA CULTURA (ICHICULT) DE GOBIERNO DEL ESTADO DE CHIHUAHUA. ISBN: 968-6862-84-6. Aquí están, entre otros más modernos, algunos de los juegos enseñados por mi abuela, mis padres, mis amigos o aprendidos sin saber cómo. Pertenecen al saber y a la tradición popular y sería una pèna que se perdieran, puesto que han acompañado a muchas generaciones de niños y a otros ya no tan niños. Por ese motivo esta recopilación nos permite a los chihuahuenses valorar parte de ese patrimonio cultural del que somos depositarios y que nos identifica como una comunidad capaz de generar un sentimiento de identidad cultural..."

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